Los habitantes más numerosos del planeta frecuentan la cuenca del Miera
Gracias a la charla ‘Mariposas y libélulas, testigos del cambio’ impartida por el naturalista Jorge Garzón, de la Asociación ALAS para el Estudio y la Conservación de Lepidópteros y Odonatos ibéricos, desde el ecomuseo Fluviarum entramos en el fascinante mundo de los insectos, los verdaderos transformadores del planeta Tierra.
Desde los primeros minutos de la presentación realizada por Jorge Garzón el viernes 24 de febrero quedó claro que como grupo del reino animal, los insectos son los pobladores más numerosos de nuestro planeta, ya que por cada ser humano hay 200 millones de insectos.
Son uno de los grupos del reino animal que mejor se han adaptado a los cambios ocurridos en la Tierra e incluso si la especie humana desapareciera ellos sobrevivirían. Incluso podrían convertirse en el grupo animal más exitoso si ocurriera una segunda gran evolución, ya sin la presencia del ser humano.
Las mariposas diurnas y nocturnas y las libélulas y caballitos del diablo están en el planeta desde antes de la aparición de nuestra especie. Concretamente las primeras existen desde hace 200 millones de años y hay en torno a 120.000 especies de mariposas distribuidas por todos los hábitats de la Tierra, estando presentes incluso en los polos y el océano. Los odonatos, donde están incluidos las libélulas y los caballitos de diablo, disponen de 6000 especies en la actualidad y son unos arcaicos pobladores terrestres ya que su presencia se remonta a 350 millones de años.
Los odonatos con su característico aspecto protagonizado por una ancha cabeza, más grande que el resto del cuerpo, su alargado abdomen y sus cuatro alas transparentes, reciben su nombre del término grecolatino ‘odontos’ que significa diente. Ya que nacen con dientes, una herramienta esencial para sus hábitos predadores. De hecho las fuertes mandíbulas que desarrollan les permiten no solo una caza exitosa, la mayor parte de las ocasiones, sino que puedan triturar con facilidad sus presas.
De hecho la voracidad, incluso durante el período larvario, les permite capturar y devorar un pequeño pez. Mientras que una libélula adulta en vuelo es capaz de dar alcance a una avispa o abejorro y decapitarla con la ayuda de sus mandíbulas.
La excelente calidad del agua de los ríos cántabros hace posible, cuando la primavera comienza, ver a los caballitos del diablo. Son indicadores de aguas limpias, sobre todo demostrado con la presencia de las larvas dentro del agua.
Las mariposas prefieren la baja y media montaña porque son los lugares más ricos en vegetación donde alimentarse. En Cantabria altitudes incluso más bajas de los 800 metros son su hábitat adecuado para vivir. Así se aseguran el alimento durante todo su ciclo biológico.
En Cantabria nos encontramos, junto con Pirineos, Sierra Nevada y Serranía de Ronda, uno de los lugares más ricos en especies de mariposas del occidente de Europa. En nuestro territorio hay unas 200 especies de mariposas, contabilizando solo en los Picos de Europa 170 especies. Paisajes cántabros son hogar de 44 especies de libélulas, la mitad de las que están registradas en la península Ibérica. Cantabria cuenta con 3 especies de nueva aparición, lo que la sitúa con mucha probabilidad como la provincia con mayor número de especies de odonatos de territorio nacional.
Tal y como gestionemos agroforestalmente nuestro entorno invitaremos a estas especies a habitarlo. La evolución de estos insectos ha ocurrido durante millones de años pero cuando el hombre comienza a cambiar el paisaje con sus acciones agrícolas y forestales las mariposas comienzan a adaptarse inmediatamente a esos cambios. Según la gestión que hagamos dentro de 50 años existirán unas u otras especies. Los terrenos forestales no son adecuados, pues la densidad de un bosque no presenta la suficiente variedad de recursos para su alimentación.
Los espacios abiertos son esenciales pues abundan las plantas, en zonas forestales pocas especies de mariposas prosperan. Pero se ha comprobado que el abandono paulatino del medio rural hace que se cubran de matorrales y los linderos donde prosperaban las flores desaparecen a medida que crecen los arbustos y dan paso al bosque. Este nuevo paisaje va dando lugar a la aparición de especies antes no vistas en el lugar cambiando su área de distribución y provocando la desaparición de las que habitaban en el paisaje natural.
Mariposas y libélulas ya nos están alertando de los cambios que estamos ocasionando al planeta. No obstante la transformación drástica que el hombre está originando en los bosques de ribera y las orillas fluviales no permite que libélulas y otros insectos puedan poner los huevos y tener protección a su alrededor para desarrollarse. No logran adaptarse tan rápidamente a los cambios drásticos medioambientales que estamos provocando. La calidad del agua es muy importante para su supervivencia y la velocidad del cambio provocado nos lleva a un cambio global en el que vamos más rápido de lo que imaginamos.
El proyecto LIFE Miera, coordinado por Fundación Naturaleza y Hombre, cuenta con la empresa pública Medio Ambiente, Agua, Residuos y Energía de Cantabria S.A. (MARE) y la Consejería de Universidades e Investigación, Medio Ambiente y Política Social del Gobierno de Cantabria como beneficiarios asociados. Además dispone del apoyo económico de la citada Consejería, de Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación de Medio Ambiente de España, y el instrumento financiero LIFE de la Unión Europea.