La agricultura ecológica y el suelo, charla de Eco-Tierra Mojada
“La esencia de la agricultura ecológica es la salud, no solo la nuestra sino la de la Tierra que nos da mucho más”
“En agricultura ecológica se hace mucho énfasis en la salud. Pero lo más importante es la responsabilidad con el medioambiente. Mi terreno no es solo mío. Si yo produzco contaminando, contamino todo”. Eso es lo que quiso resaltar Diego González Roiz de Eco-Tierra Mojada en la charla que impartió en la recién inaugurada Casa de la Naturaleza “Humedales del Anillo Verde – Marismas de Alday”, situada junto al parking del Centro Comercial Valle Real, en Camargo.
La charla, que formaba parte de las actividades de apertura de la Casa de la Naturaleza alrededor del Día Mundial de los Humedales, se centró en la agricultura ecológica y en cómo esta es más respetuosa con la naturaleza: “Tenemos que hacer una agricultura perdurable en el tiempo. Esa es la esencia de la agricultura ecológica. No es solo salud, es también responsabilidad ambiental”.
“en nuestra cesta de la compra hay muchísimo poder”
En España, para que unos cultivos sean considerados ecológicos, tienen que llevar un sello europeo que exige que cumplan determinadas condiciones, y lo fundamental para lograr tal distintivo es que no se utilicen químicos de síntesis en su producción.
Diego González Roiz, cuya empresa Eco-Tierra Mojada se dedica a la producción ecológica en un territorio de 3 hectáreas en el pueblo de Maoño, es hijo y nieto de agricultores y abogaba por la defensa del sector primario en general: “No voy a venir aquí a meterme con la agricultura convencional. Mis padres y abuelos eran agricultores y la mayor parte de la gente intenta hacer las cosas bien dentro de la legalidad”.
“De todas formas, yo prefiero usar productos de residuos cero porque es lo que vamos a comer. Además, las tierras de cultivo son cada vez menos compatibles con otras especies vegetales y animales. Y en Cantabria no está mal. Hay mucha vida en los campos”.
“En agricultura ecológica no hacemos nada innovador. Cultivamos como se hacía antes de la “revolución verde”. La revolución verde se refiere al periodo entre las décadas de los 60 y los 70 en que, por medio de hibridaciones, aumentó enormemente la producción agrícola con variedades más resistentes de cultivos como trigo o maíz, pero a costa de perder diversidad en las semillas.
Esta producción tan uniforme, se quejaba González Roiz, requiere de una “cantidad enorme de energía para disponer de alimentos todo el año y acarrea un consumo brutal de agua procedente de los acuíferos”. “Nosotros sin embargo no tenemos tomates en enero. Producimos con el ritmo natural de las estaciones”.
Sobre la responsabilidad del consumidor en esta situación, el agricultor destacaba que “en nuestra cesta de la compra hay muchísimo poder. Si se produce así es por dinero. Pero si dejamos de consumir esos productos, dejarán de ser rentables”. Y puso el ejemplo de algunas grandes superficies comerciales, que está intentando sustituir el aceite de palma (cuya producción es la responsable de la deforestación de grandes extensiones de selva) de la composición de los alimentos que comercializan.
“La responsabilidad también la tiene un poco el consumidor. Cuando vamos a la tienda, queremos la manzana más bonita. Si vemos una fea, no la compramos”.
A pesar de las dificultades del sector, el agricultor quiso destacar que “se puede vivir de esto. Nosotros somos tres personas (y una más en verano) que hemos logrado un modo de vida ligado a 3 hectáreas de cultivos. Y producimos 40.000 toneladas de tomates al año. Con la agricultura convencional sabemos que lograríamos vivir un poco mejor. Con la ecológica nos cuesta más, pero creemos en ello. Y cada vez se extiende más su implantación”.
“La clave no es deshacernos del sector, sino luchar por él. Cantabria es un territorio muy fértil y además tenemos núcleos de población muy cercanos. Produces y puedes vender enseguida gracias a la proximidad”. Sobre esto, el agricultor alabó el modelo francés de explotaciones pequeñas que hacen venta directa. “Hacer caso a los franceses casi siempre es buena idea”, bromeaba.
También insistió en la necesidad de colaborar con otros productores ecológicos para afianzar el sector así como en acercarse al consumidor: “Nuestro cliente tiene que ser el que va al súper y no consume eco. Queremos llegar a todo ese tipo de personas que buscan calidad en lo que comen pero desconocen el mundo del consumo ecológico. Por eso cuando accedemos a personas acostumbradas a consumir producto convencional y finalmente optan por nuestros productos atraídos por su sabor nos sentimos orgullosos. Hemos conseguido aunar salud (somos lo que comemos) y un sabor extraordinario obtenido de una forma responsable con el medioambiente. Cuando conocen nuestra huerta las personas entienden porqué debemos cuidar la tierra que tanto nos da.”
Esta charla se celebró en el marco del proyecto LIFE “Anillo Verde de la Bahía de Santander: conectando la naturaleza y la ciudad”. El proyecto, coordinado por Fundación Naturaleza y Hombre en colaboración con la empresa pública MARE, cuenta con la cofinanciación de la Unión Europea a través del Programa LIFE, instrumento financiero de conservación medioambiental, la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria y el apoyo de Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, así como con la colaboración del Ayuntamiento de Camargo.
Para ponerse en contacto con Eco-Tierra Mojada: ecotierramojada@hotmail.es
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