Isla de Santa Marina

LIFE Miera recupera el brezal de la Isla de Santa Marina

La presencia de plantas invasoras ha transformado por completo el hábitat de la Isla de Santa Marina

 

Somo, 26/07/16

 La Isla de Santa Marina, situada frente a las costas de Loredo en Ribamontán al Mar, es la isla de mayor tamaño del Cantábrico. Su gran proximidad a la costa ha permitido el asentamiento de las semillas de algunas de las especies de flora invasora más dañinas, como el plumero (Cortaderia selloana) y la chilca (Baccharis halimifolia), cuyas especies son capaces de desplazarse volando con el viento grandes distancias. El proyecto LIFE Miera, de la mano de sus socios FNYH y MARE, está llevando a cabo los trabajos de recuperación ambiental de esta isla única en el Cantábrico. A lo largo del verano, una cuadrilla formada por diez trabajadores se desplaza diariamente en barco hasta la Isla, donde se encuentra tratando y eliminando chilca y plumero, para potenciar el crecimiento del brezal costero de Erica vagans, que ha visto disminuida su presencia.

Durante los meses de otoño tendrá lugar la segunda parte de la recuperación que consistirá en la plantación de brezo en todas las zonas que hayan quedado desprovistas de vegetación, con la colaboración de personas voluntarias que tendrán la oportunidad de visitar y conocer los secretos que esconde la Isla de Santa Marina.

Esta actividad se enmarca en las acciones de conservación del proyecto LIFE Miera, en el que Fundación Naturaleza y Hombre, como beneficiario coordinador, trabaja junto a sus socios beneficiarios, Consejería de Universidades e Investigación, Medio Ambiente y Asuntos Sociales del Gobierno de Cantabria y MARE, para la mejora del estado de conservación y de la superficie de los hábitats naturales y del estado demográfico de las especies de interés conservacionista en la cuenca hidrográfica del río Miera. Este proyecto cuenta con el apoyo y la cofinanciación de la Comisión Europea.

La Isla de Santa Marina

Con sus 18 hectáreas de superficie es la mayor isla del Mar Cantábrico. Aunque actualmente se encuentra deshabitada contó en la Edad Media con un Monasterio Jerónimo, que fue finalmente abandonado por la dureza de la vida en la isla, continuamente azotada por vientos y temporales y que, aunque se encuentra cerca de la costa, queda incomunicada de tierra firme durante los temporales invernales.