El oso pardo en los Viernes del Fluviarium con Fundación Oso Pardo

“Lo peor que puede pasar es que un oso se habitúe a los humanos”, afirmó Guillermo Palomero, presidente de Fundación Oso Pardo, en la charla que dio el 16 de febrero en los “Viernes del Fluviarium” sobre los retos de conservación que enfrenta este gran mamífero en la Cordillera Cantábrica.

La conferencia, organizada por Fundación Naturaleza y Hombre dentro del programa LIFE “Conservación de la Biodiversidad en el río Miera” que coordina, se incorpora a la serie de charlas de difusión y concienciación sobre diversas cuestiones medioambientales y que se celebran cada mes en el ecomuseo que FNYH gestiona en Liérganes.

El tema está de actualidad, pues los últimos meses un par de jóvenes osos (uno de un año herido en una pata y otro algo mayor) estuvieron deambulando por núcleos de población en la comarca de Liébana. Finalmente, el osezno herido fue capturado en la localidad de Cambarco para tratar de recuperarlo y devolverlo al medio natural, mientras que  el otro se fue -según Palomero-  “posiblemente a hibernar”.

Guillermo Palomero: “Hay que evitar que los osos se habitúen a los humanos”

“El pequeño osezno hacía gracia a los vecinos y visitantes que lo avistaron. Pero claro, tú acostúmbrale y ya verás como vuelva el año que viene. Es un problema, porque estos osos no vienen a hacer daño a nadie, pero ya nos encargaremos nosotros de crear una situación en la que se sientan amenazados y entonces pueden ser un peligro. Hay que intervenir. Lo de que se habitúen no se puede permitir”.

El problema de la habituación tiene que ver también con el turismo, como señaló el presidente de FOP en relación a la práctica de parar los vehículos en las carreteras para observar a estos animales de cerca: “Hay que conseguir que el turismo no sea un problema para la conservación. Y es muy fácil. Se puede observar a distancia, con telescopios…”.

Otra práctica perjudicial, que Fundación Oso Pardo ha denunciado, es la de seguir con el coche a alguno de estos animales para grabarlo y subirlo a las Redes Sociales. Y los consejos al respecto son claros: “Si ves un oso disfrútalo pero no lo sigas. Reduce la velocidad o aparca. El oso lo que quiere es salir de la carretera. Y si se acerca, hay que hablarle, no amenazante, para que se vaya. Dejarlo que se acerque para verlo bien es muy peligroso”.

“Si ves un oso en la carretera disfrútalo pero no lo sigas. Reduce la velocidad o aparca”

A pesar de todo, el número de osos sigue creciendo en la Cordillera Cantábrica. Se reparten en dos núcleos separados geográficamente pero con una incipiente mezcla entre ellos. Se calcula que hay más de 200 individuos en la población occidental, fundamentalmente en Asturias y León, y otros 40 ó más ejemplares en la población oriental, que se desenvuelve entre la Montaña Palentina, la Montaña Oriental Leonesa y los montes de Campoo de Suso y Liébana en Cantabria. Además ha empezado a haber un pequeño trasvase genético entre ellas, porque algunos ejemplares de la zona occidental han pasado a la oriental, lo que va a favorecer la recuperación.

“Seguramente fue por puro azar que la población oriental no se extinguiera. Puesto que poseían la más baja variabilidad genética que se conocía”, contaba el ponente. Y sin embargo, “en 2016 hubo 40 osas con crías. Y en el 2015 también se contabilizaron 40 osas con crías. Son cifras que si me las llegan a decir previamente no me las hubiera creído”. De hecho, un asistente a la charla recordó cómo 20 años atrás, resignado, el mismo Palomero le había dicho que “hay que proteger al oso, pero el oso se va a extinguir”, a lo que el viernes contestó: “Es lo que pensaba entonces”.

Guillermo Palomero en compañía de Carlos Sánchez al finalizar la charla sobre el oso pardo y los retos para su conservación

Guillermo Palomero en compañía de Carlos Sánchez al finalizar la charla sobre el oso pardo y los retos para su conservación

Estas cifras indican que el oso pardo ha empezado a recuperarse (aunque aún está considerado una especie en peligro de extinción), y el conservacionista tiene claro que para que eso haya ocurrido es fundamental el apoyo social, “hablando con los ganaderos, con los apicultores…”.

“Somiedo es un ejemplo perfecto. Es el primer parque natural que se creó en la Cordillera y que fue querido por los vecinos. No le digas a un ganadero que le quitas un oso pardo porque te da un cachavazo. Es un territorio que vive del turismo de naturaleza, el único del mundo donde ves a los osos pardos de manera natural, sin atraerles, sin cebos”.

“Los costes de los daños que causa el oso tienen que recaer en la sociedad, no en los apicultores o los ganaderos”

“Los osos hacen poco daño. No matan ganado prácticamente. Roban alguna oveja de vez en cuando… Sobre todo hay problemas con los apicultores. Como dejes un colmenar sin protección, lo van a tocar. Así que hay que protegerlos. Incluso trabajar en nuevos sistemas para prevenir que no entren los osos pardos. Habitualmente ponemos 4 líneas de pastor eléctrico. Mejor solar, para poder meterle 4 kilojulios, que es lo que duele”.

Sin embargo, esto no garantiza que el animal no se salga con la suya, reconocía Palomero: “Hay un oso que ha aprendido incluso a pisar las varillas (estructuras que sujetan el alambre electrificado). No es 100% seguro pero es muy eficaz si lo mantienes óptimamente”. Eso sí, “los costes de mantener estos sistemas, y de los daños que causa el oso, tienen que recaer en la sociedad, no solo en el apicultor o el ganadero”.

Afortunadamente las épocas más duras del furtivismo ya han pasado

“Hay que hablar con los cazadores también. Porque hay que cazar jabalíes, que son competidores del oso. Solo hay que ver cómo hacerlo, en qué época… Y disparar siempre a pieza vista, para que no haya confusiones, que las hay”.

Afortunadamente, las épocas más duras del furtivismo ya han pasado: “Antes había silencio. Ahora vete a contar a un bar que has matado un oso pardo… Pues a lo mejor te encuentras con una denuncia anónima. Un delito tan grave contra la naturaleza ya no te va a salir tan bien como antes”.

El proyecto LIFE “Conservación de la Biodiversidad en el río Miera”, dentro de cuyas actividades de difusión se enmarcan estas charlas, está coordinado por Fundación Naturaleza y Hombre con la colaboración de la empresa pública MARE y la Consejería de Universidades e Investigación, Medio Ambiente y Política Social del Gobierno de Cantabria. Y cuenta con el apoyo económico de la citada Consejería; de Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente de España; y del programa LIFE de la Unión Europea.

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Fundación Oso Pardo

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