Los caballos de FNYH, guardianes de la Naturaleza (Parte II)

Nueva entrega de la serie con la que FNYH quiere dar a conocer algunas de las razas equinas en peligro de extinción y los beneficios que aporta el ganado autóctono. Hoy descubrimos cómo los caballos losinos han mejorado su nuevo hábitat en la bahía de Santander.

El Astillero, 30/03/2016

En el artículo anterior se analizaron las causas de la delicada situación que atraviesan las razas autóctonas de caballos y disfrutamos con el maravilloso pottoka, el “pequeño caballo” vasco.

Mirada viva e intensa de un macho losino

Varias razas de caballos autóctonos están en peligro de extinción

La conservación del ganado local es un objetivo prioritario para FNYH por su relevancia ambiental y cultural, y la Fundación ha encontrado en sus manadas de caballos a los mejores aliados para mantener las áreas naturales. Si hay un caballo que cumple a la perfección el papel de “guardián” de la Naturaleza es nuestro amigo de esta semana:

El caballo losino

Originario de las Merindades, en el norte de la Provincia de Burgos, su desarrollo en el valle de Losa fue tan extraordinario que acabó por tomar el nombre de dicha región. Los primeros pasos de esta raza se remontan al Paleolítico Superior, hace 40.000 años.

Con una altura media de 140 cm los machos y 130 cm las hembras, estos animales de tamaño medio y un peso entre 300 y 350 kilos de peso se caracterizan por su capa negra, curvas armoniosas, grupa redondeada y una abundante crin negra. De aspecto rústico, destaca la viveza de su carácter y su mirada.

El semental de la manada

Líneas redondas, capa negra y mirada viva

Comparte los rasgos con sus primos más cercanos, el pottoka y el asturcón, pero el losino es ligeramente más alto que sus parientes de la Cordillera Cantábrica. La alzada es lo único que le diferencia del pottoka, mientras que el asturcón presenta más variedad de capas: negra, castaña y alazana. El pelaje es liso y brillante en verano, mientras que en invierno se transforma en una capa gruesa que les protege de las inclemencias.

Fundación Naturaleza y Hombre, con proyectos en la Montaña Pasiega y Oriental de Cantabria donde se encuentra esta raza, y la Asociación de Criadores de caballos losinos El Bardojal firmaron en 2008 un acuerdo por el que la Asociación cedió 16 ejemplares que fueron liberados en las Marismas de Alday, gestionadas por la Fundación e incluidas en el LIFE+ Anillo Verde de la Bahía de Santander. Aunque es una raza originaria de las montañas y la marisma no es su ecosistema habitual, el losino ha vuelto a hacer gala de su legendaria capacidad de adaptación, con el nacimiento de nuevos potros cada año que confirman la evolución de la manada.

Una madre cuida de su potro

La manada se ha adaptado y sigue creciendo

Ubicados en las praderas saladas del humedal, han contribuido notablemente a controlar la vegetación invasora que afecta a las marismas: el plumero (Cortaderia selloana) y la chilca (Baccharis halimifolia). Esta vegetación, de no tomarse medidas, acabaría por colonizar todo el humedal desapariciendo así la mayor parte de la biodiversidad del ecosistema. Al alimentarse de los brotes tiernos de estas plantas alóctonas y evitar su proliferación, los animales actúan como un excelente complemento al control de la flora dañina. La gestión de la vegetación invasora a través de estos equinos ha sido premiada por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

Por otro lado, gracias al pisado y abonado constante de los suelos los losinos mejoran la calidad del pasto. Su presencia contribuye al incremento de la biodiversidad de la reserva, al atraer variedades de avifauna ligadas a la actividad ganadera, como las garcillas bueyeras, y mantener la hierba a baja altura, lo que permite que otras especies, no solo aves, tengan cabida en el ecosistema.

La experiencia de los losinos en las marismas de Alday, aplicable en otras zonas, es un avance en la conservación del ganado doméstico en peligro de extinción y demuestra que los caballos pueden encontrar nuevas y valiosas funciones, como controlar la vegetación invasora y promover la variedad de especies del hábitat.

 

Dos caballos pastando

La presencia de los caballos mejora el estado del humedal

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