La participación de la sociedad civil mediante acuerdos de custodia del territorio mejoraría la conectividad ecológica en Karrantza

La custodia del territorio, basada en la participación ciudadana, es una estrategia eficaz para la conservación de los valores naturales y paisajísticos de los corredores ecológicos de los espacios naturales de Ordunte y Armañón en el Valle de Karrantza. Según el estudio elaborado por la Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH), el uso de esta herramienta sería muy útil para la implementación de medidas que favorezcan el tránsito necesario de las especies que habitan en la zona. Algunas  de estas medidas serían, por ejemplo, la plantación de setos y ribazos en las lindes de fincas agrícolas de la zona; una mejor planificación del aprovechamiento forestal teniendo en cuenta las funciones ecológicas de las plantaciones, la conservación de cuencas y riberas fluviales, y la creación de reservas de árboles viejos y madera muerta.

Para determinar estas medidas, la FNYH analizó en primer lugar qué factores que inciden en la conectividad en el valle de Karrantza, un área en la que coexisten espacios de campiña atlántica, bosque de frondosas autóctonas y plantaciones forestales para producción de madera o pasta de papel. Además, estudió la normativa, planes y programas vigentes, o en fase de aprobación, en las que se plantean medidas que podrían tener una incidencia positiva para el incremento de la conectividad ecológica si se incentivara su aplicación.

En los últimos años el retroceso del aprovechamiento ganadero ha supuesto el abandono de prados y su sustitución, en muchos casos, por terrenos forestales en los que el pino radiata y el eucalipto son las especies más habituales. Este cambio de aprovechamiento ha tenido efectos dispares en la conservación de la conectividad. Por un lado, se ha incrementado la superficie forestal, que ofrece cobertura y protección a las especies faunísticas en su trasiego; sin embargo, el aprovechamiento forestal intensivo hace que las talas de arbolado provoquen la fragmentación del corredor ecológico.

Esta variación de los usos tradicionales del territorio hace necesario plantear medidas de gestión para mejorar la conectividad ecológica en la zona, fortalecer las buenas prácticas tradicionales e incorporar nuevas técnicas más favorables para la conectividad en los usos intensivos que cobran importancia en el valle.

Medidas aplicables mediante custodia del territorio

Los acuerdos de gestión de custodia del territorio son compromisos voluntarios entre la entidad de custodia y los propietarios de los terrenos a tratar, ya sean administraciones públicas, empresas o personas propietarias de fincas particulares.

Desde la Fundación Naturaleza y Hombre, se plantea la implementación de una serie de medidas de custodia que fortalecerán la conectividad de los corredores ecológicos identificados en Karrantza dentro de la Red de Corredores Ecológicos elaborada por el Gobierno Vasco, entidad cofinanciadora del estudio junto con la Fundación.

Una de estas medidas, que implicaría a los propietarios de fincas particulares, es la creación, mantenimiento y conservación de setos, ribazos y bosquetes en las lindes de sus terrenos, ya que suponen una despensa de alimento para la fauna, que además se refugia en ellos o los utiliza como parada en su trasiego entre espacios forestales. Además, son una fuente de dispersión de semillas, a través de la fauna que se alimenta de sus frutos. En la actualidad, algunas parcelas han sustituido estas barreras naturales por vallados de alambre de espino, con la consecuente pérdida de biodiversidad que esto lleva acarreado.

Igualmente, se plantea una mejor planificación del aprovechamiento forestal intensivo para incrementar la función conectora de las plantaciones. Con una ordenación que garantice la variedad de especies y edades del arbolado, se evitarían las talas continuas de grandes superficies y se mantendrían unas áreas mínimas de corredor ecológico en las zonas de aprovechamiento forestal. Esta medida está contemplada como uno de los criterios de la certificación FSC, certificación de garantía del origen de la madera y de la utilización de métodos de producción sostenibles, que constituye un elemento diferenciador del producto cada vez más demandado por la sociedad.

Cursos fluviales y reservas de árboles viejos

La conservación de las cuencas y riberas fluviales también son de gran relevancia para la correcta preservación de la conectividad ecológica, por lo que se propone tener en cuenta la conservación de las cuencas y riberas fluviales en la fase de diseño de las pistas forestales, utilizadas para el cuidado y la corta de las plantaciones. Además, se debería establecer una superficie de protección a ambos lados de los cursos fluviales, con el fin de evitar el tránsito de maquinaria pesada que daña la vegetación autóctona de ribera y provoca erosión del terreno y pérdida de calidad de las aguas.

Por otro lado, se debe potenciar la creación de reservas de árboles viejos y madera muerta, puesto que estas zonas benefician a aves forestales como el picamaderos negro (Dryocopus martius), presente en el LIC Ordunte. Muchas de estas aves hacen cavidades en los troncos más veteranos o construyen sus nidos en las ramas. Otros ejemplos de ello, son los murciélagos forestales, que utilizan las cavidades para descansar y se nutren de los insectos y mariposas que conviven en este micro hábitat, y las cientos de especies de coleópteros que se alimentan de madera muerta.

Los musgos y líquenes también se benefician de estas reservas, ya que debido a su lento crecimiento necesitan largos periodos de tiempo para desarrollarse y formar comunidades de entidad importante.

Por tanto, se puede afirmar que la madera muerta y los árboles viejos son oasis de biodiversidad en un espacio forestal, y que la propia falta de madera muerta en un bosque puede frenar el desarrollo de muchas de estas especies que, incluso, pueden llegar a desaparecer.

El estudio de FNYH da un paso más en las medidas incorporadas en la normativa vigente en el País Vasco, adaptándolas a las necesidades propias del territorio de Karrantza. El área de análisis se ha ceñido a los límites naturales del valle, determinados al norte por las Peñas de Ranero y Peñas de Fuentefría; al sur, por la vertiente vizcaína de los Montes de Ordunte; al oeste, por el arroyo Calera, que sirve de límite administrativo con Cantabria, y al este, por el Alto de la Escrita, Pico de los Buitres y Hormaza, que limita con el Valle de Villaverde, en Cantabria. No obstante, la conectividad ecológica no debe estudiarse de forma sectorizada de acuerdo con límites administrativos, sino que se deben tener en cuenta los corredores de conexión con espacios naturales de la provincias de Burgos y Cantabria.

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