FUNDACIÓN NATURALEZA Y HOMBRE ABOGA POR LA AMPLIACIÓN DEL PARQUE NATURAL DE LAS DUNAS DE LIENCRES

El Parque Natural de las Dunas de Liencres fue creado en 1986 con el objeto de preservar el sistema de acantilados, playas y dunas móviles que lo conforman y que constituyen un paraje de gran valor geomorfológico, ecológico y paisajístico. Sin embargo, esa protección afecta únicamente a la zona ocupada por las dunas y el pinar, con una extensión de tan sólo 194 hectáreas, lo que le convierte en uno de los Parques Naturales más pequeños de España. A juicio de la organización conservacionista, la ampliación de sus límites con la inclusión del Monte Picota es imprescindible para la consolidación y viabilidad futura de este espacio protegido. Asimismo, plantea la posibilidad de que la nueva extensión del parque incluya una zona marina y estuarina.

Con sus modestos 239 metros de altura, el Monte La Picota constituye la cumbre más elevada del pequeño macizo costero conocido como El Tolío, que da abrigo al pueblo de Mortera. El conjunto aún conserva algunos ejemplares de encina y roble del bosque originario. Por otra parte, su cercanía a la costa le permite albergar destacadas muestras de flora, como el brezo marino.

Desde el punto de vista ecológico, la importancia de este enclave reside en su proximidad al Parque Natural de las Dunas de Liencres, al que conecta con el Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del Abra del Pas. De hecho, desde su cima, se contempla el espectacular paisaje que forma el Pas en su sinuosa salida al mar, flanqueado por una larga flecha de arena y dunas. La vista se completa con los islotes de Miengo y las blancas cumbres de los Picos de Europa al fondo.

La inclusión del monte La Picota hasta su cota más alta dentro de los límites del parque, además de preservar la belleza de ese paisaje, contribuiría, en opinión de Carlos Sánchez, presidente de Fundación Naturaleza y Hombre, a frenar la fragmentación de hábitats provocada por la presión de la actividad humana en el litoral, con la influencia negativa que este proceso supone sobre la biodiversidad y la viabilidad de los ecosistemas. Es importante destacar que el Parque Natural de las Dunas de Liencres constituye un destacado lugar de paso para aves migratorias como el chorlito gris, el chorlitejo grande, el correlimos común o el zarapito trinador. Otras, como la garza real y el rascón, habitan en este espacio natural durante sus épocas de invernada. También el aguilucho pálido frecuenta este paraje; en él tiene establecido su territorio de caza, mientras que sus nidos los construye precisamente en los matorrales del monte La Picota.

En cuanto a la flora, el sistema dunar posee escasa cobertura vegetal, que varía según el tipo de dunas. Así, en las primarias se puede observar la grama marina y la lechetrezna. En las secundarias predominan el barrón, el lirio de mar, el cardo marítimo y la soldanella. Y, finalmente, las dunas terciarias, están colonizadas por la manzanilla bastarda, la aromática clavelina, la espigadilla de mar y la orquídea. Por detrás de la franja dunar, se extienden los pinares de pino marítimo, salpicados de algunos ejemplares de tejo y jara.

Señalar, por otra parte, que La Picota forma parte de una serie de elevaciones litorales discontinuas, alineadas entre Santander y Santillana, todas ellas con una morfología original. De este a oeste son Peñacastillo, La Picota, El Cueto de Mogro, La Masera de Hinojedo y el monte Castio de Vistieres.

Graves consecuencias

La ampliación de los límites del Parque Natural de las Dunas de Liencres supondría una eficaz medida de protección de este espacio frente a amenazas externas, futuras y actuales, como a la que se enfrenta en estos momentos, con la posible urbanización de la ladera norte del monte La Picota. El efecto que causaría la construcción de viviendas en esa zona sería, a juicio de la organización conservacionista, muy negativo. Cabe destacar que, según un reciente informe elaborado por el laboratorio de Geografía Física de la Universidad Autónoma de Madrid, la construcción de viviendas en esa zona produciría en primer lugar una alteración natural y paisajística, además de un movimiento de tierras, que tendría como consecuencia la degradación natural, ecológica y geomorfológica de la zona. Dicho movimiento de tierras vendría precedido por una rectificación de los cauces de los manantiales que afectarían a los arroyos integrados en el área de protección del Parque, alterando su régimen hidrológico. Sin olvidar que el LIC del Estuario del Pas se vería afectado por la previsible llegada de contaminación y sólidos disueltos.