El quebrantahuesos se asoma a Cantabria
La Fundación Naturaleza y Hombre ha hecho llegar a los quebrantahuesos a Cantabria. Aunque todavía no aparezca en nuestras montañas, que sin embargo reúnen las condiciones ambientales necesarias para la especie, al menos nos asomamos a la posibilidad de conocer sobre la extraordinaria tarea de conservación que se está realizando con esta rapaz de llamativo aspecto.
Ya que dentro del programa de charlas que FNYH desarrolla mensualmente desde el proyecto LIFE Miera se ha dedicado la del mes de enero al quebrantahuesos. Una emblemática rapaz que abandona lentamente el borde de la extinción, en gran medida gracias al trabajo realizado, desde hace más de dos décadas, por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.
Por ello contamos como ponente de nuestra charla, celebrada en el Fluviarium de Liérganes, con la presencia de Gerardo Báguena, vicepresidente de dicha organización no gubernamental que dirige las acciones del proyecto de reintroducción del quebrantahuesos en los Picos de Europa y el Centro de Cría ubicado en Zaragoza.
El quebrantahuesos es una especie que tiene detrás una historia muy trágica. Ya que siempre fue una especie perseguida por interés cinegético y el coleccionismo. Dada su rareza, singularidad y belleza presidida por un plumaje anaranjado y el anillo rojizo de su ojo que se prolonga en un antifaz negro hasta la base del pico, donde aparecen unas barbas que lo hacen un ave aún más distintiva.
Así mismo ha sido muy buscada para los museos. Tanto es así que, durante una presentación de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, la subdirectora del museo de Ciencias Naturales de Londres llegó a afirmar que en sus colecciones existen más huevos de quebrantahuesos que los que actualmente se contabilizan en puestas en libertad en territorio español.
A su grave situación ecológica, está considerada como una especie amenazada de extinción, por intoxicaciones y tendidos eléctricos, así como la pérdida de su hábitat, contribuye a su vez la disminución de su fuente alimentación.
Es un ave necrófaga que ingiere restos óseos, sobre todo de ungulados salvajes y ganado doméstico como la oveja y la cabra. Posee además una forma muy particular de alimentarse, rompiendo los huesos grandes que no puede engullir de una sola pieza. Para ello son lanzados desde el aire contra zonas de roquedos denominadas habitualmente “rompederos”.
Cuando la FCQ empezó a trabajar en Pirineos, en los años 90 del pasado siglo, se desconocía el número de ejemplares que existían e incluso su ubicación. Para lograr los primeros datos de población se apoyaron esencialmente en los proyectos LIFE que se iniciaban desarrollados por la Unión Europea. Contaron con los mejores observadores, aquellos que viven y desarrollan sus actividades en el mundo rural. Desde entonces la población reproductora se ha triplicado dando lugar a las 120 parejas actuales que son capaces de engendrar de 18 a 24 pollos cada año.
Ya desde el inicio de sus investigaciones de campo la FCQ comprobó que naturalmente, entre los meses de enero y marzo, se producía una dispersión natural de ejemplares adultos desde Pirineos hacia Picos de Europa. En su ruta, con una velocidad de vuelo de 90 km/h, atraviesan el corredor natural de las montañas del macizo Aralar Urbasa y el monte Gorbea para entrar por Cantabria hacia el macizo montañoso de los Picos de Europa.
Estos movimientos dispersivos son motivados en gran medida por el estrés al que la especie está sometida, sobre todo en período de cría. Es entonces cuando cualquier alteración ambiental, como ruido o proximidad humana, hace que se origine el mayor problema para la especie, el abandono y por ello el fracaso de la puesta y con ello la capacidad de perpetuar la especie.
Para recuperar esos huevos viables, por hallarse el embrión en buen estado, pero que habían fracasado en la puesta de año iniciaron un programa de cría pero sin trabajar con animales cautivos.
Aprendieron de los cóndores recuperados en la ciudad californiana de San Diego y en Buenos Aires, lograron finalmente convencer al Gobierno de Aragón y comenzaron un proyecto de cría sin progenitor. Para lo que utilizan un modelo que simula los movimientos del adulto y responde a las necesidades del polluelo como es la demanda de alimento, miedo y protección entre otras necesidades básicas. Proceso que se conoce como técnica de cría por impronta natural y que se caracteriza por mantener un contacto muy estrecho y constante con los pollos.
La componente genética y la capacidad de aprendizaje del natural fueron el aliado perfecto para el siguiente paso, reintroducir al animal en el medio natural. Respetar la conducta instintiva de la rapaz y ambientarlo lo máximo posible para que adopte una conducta natural son los elementos de éxito para un pollo de tres meses que ya está listo para volar en libertad.
Esa crianza campestre, más popularmente denominada hacking, donde el animal recibe el apoyo oculto del señuelo para ser alimentado y protegido, pero está viendo un entorno natural y a la vez a otros ejemplares adultos en libertad de los que aprenden jerarquía, comportamiento y funcionamiento de la estructura social, ha resultado esencial para que el quebrantahuesos llegara de nuevo a sobrevolar los Pirineos.
La cooperación con los Picos de Europa ha supuesto la clave territorial para que llegara a las montañas cantábricas por excelencia. Donde han sido reintroducidos 8 ejemplares juveniles que además sirven de reclamo para aquellos individuos adultos que todos los años exploran la zona desde Pirineos. El contemplar a un joven en este nuevo territorio es para ellos un indicativo de que se halla en un entorno idóneo para instalarse.
Para naturalizarlos con el hábitat montañoso cantábrico solo se ha instalado un único comedero en Picos de Europa donde cadáveres de rebeco, y ganado doméstico como oveja y cabra aportan la principal fuente de alimentación de la rapaz. Los quebrantahuesos a su vez memorizan lugares donde el alimento abunda como son las áreas de avalancha, en las que habitualmente los rebecos resbalan y mueren.
Es así como ya se han estabilizado tres ejemplares en la Sierra del Cuera y dos en el desfiladero de La Hermida. Esto solo es el principio, pues se estima que en el éxito de su supervivencia, gracias a las tareas de conservación desarrolladas, podría alcanzarse una población cantábrica de 32 parejas reproductoras como habitantes naturales de los cortados y paredes escarpadas de nuestras montañas.
Con su vuelo no solo simbolizan el exitoso retorno de este buitre también en territorio cantábrico, sino que ofrecen la más espectacular imagen de su recuperación, la de ver a un quebrantahuesos volando sobre los Picos de Europa contra el fondo del mar Cantábrico.
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