LA POBLACION DE NUTRIAS AUMENTA DE FORMA DESIGUAL EN LAS CUENCAS FLUVIALES DE CANTABRIA

La población de nutrias en las cuencas fluviales de la región ha mantenido una tendencia al alza a lo largo de la última década. El último estudio de la especie a nivel nacional reveló la presencia de ejemplares en las cuencas del Deva, Saja, Nansa, Saja, Ebro y Besaya. Según este informe la regresión de este mustélido en Cantabria parecía haberse detenido e incluso se advertían signos de recuperación. Sin embargo, los recientes estudios de la Fundación Naturaleza y Hombre certifican el carácter territorialmente desigual de dichas tendencias de mejora y la desaparición de la nutria de los ríos orientales de Cantabria.

Mónica Rodríguez, coordinadora del proyecto ‘Recuperación y Conservación de la Biodiversidad en la cuenca del río Asón” y Carlos Sánchez, director de Naturaleza y Hombre, inciden en su importancia: “La nutria da vida al río”, “es la excusa perfecta para concienciar a todos de la necesidad de cuidar este entorno”. Precisamente, la concienciación de los habitantes de diversos municipios del oriente cántabro como Arredondo, Ampuero o Limpias ha sido uno de los objetivos principales de la Fundación. Una labor imprescindible ya que, por desgracia, la nutria no ha gozado tradicionalmente de buena prensa entre la población ribereña.

EXTINCION EN LA ZONA ORIENTAL

En la actualidad, es imposible encontrar indicios de la presencia de ejemplares de nutria en las cuencas de los ríos Pas, Miera, Agüera y Asón. La creciente presión de la actividad humana sobre su hábitat, el aumento de la contaminación de las aguas y la destrucción de sus refugios vegetales han acabado por eliminar esta especie de la zona oriental de Cantabria. No obstante, su presencia en este lugar cuenta con referencias precisas. Sirva como ejemplo el libro “Vida y costumbres de los mustélidos españoles” (Blas Artio, 1970), que cita su presencia en numerosos municipios del área como Ampuero, Arredondo, Bárcena de Cicero o Voto. Asimismo, existen numerosos testimonios de la población local que confirman la presencia de nutrias en el pasado cercano, no sólo en los cauces principales, sino también en pequeños arroyos.

“TERMOMETRO AMBIENTAL”

Al valor inherente a toda forma de vida animal, la nutria añade su condición de bioindicador del grado de conservación de los ecosistemas fluviales. El delicado equilibrio de factores ambientales que necesita para poblar un determinado entorno – cursos de agua no contaminados, actividad humana nula o escasa, refugios vegetales en las riberas y presas suficientes para su alimentación – convierten a este mustélido en un ‘termómetro’ preciso que determina el estado de salud de sus posibles hábitats naturales.

EL SALMON Y LA NUTRIA : LEYENDA NEGRA

La caza indiscriminada de la nutria, considerada injustificadamente como animal dañino, ha sido una de las causas determinantes en su desaparición de la zona oriental. A mediados del pasado siglo, la piel de nutria se cotizaba en el mercado de Ramales de la Victoria a 25 pesetas y los ‘alimañeros’, codiciosos y convencidos de su carácter nocivo las cazaban con avidez. Este inocente mustélido, cuya carne era destinada incluso al consumo humano, moría víctima – entre otros factores – de una particular leyenda negra: su supuesto efecto devastador sobre las poblaciones de salmón de los ríos cántabros. Nada más lejos de la realidad.

La depredación de la nutria sobre las poblaciones de salmón se centra en adultos enfermos, evitando de esta forma la propagación de enfermedades, o agotados tras la reproducción y próximos a morir. Asimismo, según los datos oficiales de la temporada de pesca, analizados por la Fundación Naturaleza y Hombre, los ríos cántabros que cuentan con la presencia simultánea de nutrias y salmones – Deva y Nansa – han aumentado sus capturas de salmón en las últimas campañas.