La reserva Campanarios de Azaba de la FNYH y un coto cinegético portugués colindante unen la gestión de su territorio
La Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) añadirá a la gestión que hacía en 520 Ha de la Reserva Biológica Campanarios de Azaba, en Salamanca, la de 4.500 Ha de fincas vecinas colindantes al otro lado de la frontera de España con Portugal, en el desarrollo del Proyecto LIFE+Naturaleza (LIFE 12 NAT/ES/000595) “Oeste Ibérico” financiado por la Unión Europea.
La iniciativa fue firmada la semana pasada por Antonio Manuel Casador, presidente de la Sociedad de Caza portuguesa de Nave de Haver y Carlos Sanchez, presidente de la FNYH. El convenio impulsa tanto la fauna amenazada como la cinegética y sirve de modelo piloto al proyecto “Oeste Ibérico”, promovido por la FNYH para que los dos millones de hectáreas de alto valor ecológico a ambos lados de la frontera hispano–lusa estrechen vínculos y avancen en una gestión ambiental y de turismo de la naturaleza coordinada.
Las mejoras ambientales que la FNYH realiza desde hace años en 520 Ha de Campanarios de Azaba tendrán continuación en las tierras portuguesas del Coto de Caza de la Junta de Freguesía de Nave de Haver, al otro lado de la Raya hispano–portuguesa, rompiendo la barrera fronteriza, histórica y cultural. El ecoturismo y el desarrollo local complementará la oferta cultural que ya realiza la localidad portuguesa de Almeida.
Entre las acciones previstas, están las de establecer itinerarios para naturalistas; acciones de conservación del patrimonio etnográfico y natural; actividades educativas con colegios, voluntarios y de implicación social; restauración y creación de estanques temporales; siembras de cereal y majanos para fomentar el conejo de monte y la perdiz roja; sueltas de especies cinegéticas; creación de un refugio para consolidar un dormidero de paloma torcaz; recuperación del corzo y utilización de herbívoros para evitar la matorralizacion
El acuerdo vincula ambas partes durante un periodo de tiempo de 60 años, de modo que la conservación y la explotación racional de los recursos permita a las generaciones futuras continuar tanto con la caza como con el uso sostenible del territorio.