En el caso de Campo de Azaba, Campo de Argañán y Malcata, las dehesas están sometidas en muchos casos a sobreexplotación, por aumento de podas para leña, cortas de ramas madre para facilitar el trabajo mecanizado, intensificación de la producción agrícola al pie de los árboles, arados periódicos que impiden el normal desarrollo de la flora, cargas ganaderas elevadas, caza, podas muy intensivas para aumentar la producción de bellota en la montanera, vallados, etc.
Los niveles de agua decrecientes, tala de sotos, pisoteo y, especialmente, eutrofización, afectan por igual a humedales (lagos eutróficos naturales, estanques temporales) y a formaciones de ribera (bosques galería de Salix alba y Populus alba, Bosques aluviales de Alnus glutinosa y Fraxinus excelsior) y Galerías y matorrales ribereños termomediterráneos, originando una escasa superficie y estado de conservación inadecuado que afecta a muchas especies que dependen de ellas.
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