FNYH presenta su propuesta de zonificación de áreas de exclusión eólica en Cantabria
La FNYH ha presentado hoy su propuesta de zonificación de áreas de exclusión eólica en Cantabria, basada “exclusivamente” en la conservación de la biodiversidad, las especies prioritarias y sus hábitats, como ha recalcado Carlos Sánchez, presidente de la Fundación Naturaleza y Hombre.
Sánchez ha destacado que se trata de una propuesta “en positivo”, ya que “ninguno de los polígonos adjudicados a las empresas queda completamente sellado” al desarrollo eólico, un tipo de energía limpia necesaria, desde el punto de vista de FNYH.
Junto a Sánchez han estado en la rueda de prensa de presentación dos representantes de las 18 organizaciones ambientales que han respaldado este informe, Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF, y Guillermo Palomero, presidente de la Fundación Oso Pardo. Ambos han hecho hincapié en la calidad del informe por su seriedad, imparcialidad, independencia y por su rigor en la consulta de expertos. Del Olmo ha incidido en que es un propuesta “pionera”, ya que por primera vez en España se podría compatibilizar el desarrollo eólico con la conservación de la biodiversidad: “puede evitar el caos que se ha producido en otras comunidades autónomas”, indicó. Igualmente, Palomero recordó que el desarrollo eólico “debe ir de la mano de la conservación” para ser eficaz.
El secretario general de WWF señaló también que este informe es bueno para las empresas, puesto que en su elaboración se han tenido en cuenta todas las normativas ambientales, tanto regionales, como nacionales y europeas.
Además, apostilló Sánchez, la propuesta elaborada por FNYH cumple con las Recomendaciones 4.130 y 4.135 y la Resolución 6.062 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), considerada la mayor la plataforma ambiental mundial, en la que hay organismos gubernamentales y no gubernamentales.
Áreas de exclusión
A la hora de establecer las áreas de exclusión se han tenido en cuenta numerosos criterios, como la presencia de especies amenazadas o en peligro de extinción, los hábitats de interés comunitario, las normativas ambientales vigentes o los núcleos de población. Incluso, se han respetado áreas de excepcional valor ambiental que actualmente no están protegidas, como el Monte Hijedo, la cabecera del Pisueña y el Monte Silió.
Las áreas de mayor vulnerabilidad a la implantación de parques eólicos se consideran zonas de sensibilidad extrema. Entre ellas, se encuentran la montaña occidental y una gran parte de la montaña pasiega y oriental, y de la montaña costera. La recomendación de FNYH en estas áreas es la exclusión de instalaciones eólicas. Solamente se plantean algunas interpretaciones en lugares muy concretos, muy dañados ya, como la zona de la autovía entre Torrelavega y Reinosa.
Por otro lado, la ausencia de esta catalogación en otras zonas de la región, no significa que éstas sean aptas, sino que en aquellas que se han señalado como sensibilidad alta y media se recomienda realizar estudios más detallados con carácter previo al inicio de cualquier desarrollo eólico, para determinar si son ambientalmente viables o no.
El entorno del alimoche, en extrema precaución
En el entorno de la Montaña Oriental y Pasiega donde ya existe una gran profusión de instalaciones eólicas, se concentra la mayor cantidad de nidos de alimoche, ave en peligro de extinción. Por ello, el informe recomienda ser extremadamente prudente, evitando al máximo su proliferación por el tentador hecho de que ya están, salvo ubicaciones muy concretas y periféricas.
Proteger el corazón de la población de alimoche es una prioridad ambiental, más aún teniendo presente la proyección de la mortalidad anual que provocan los aerogeneradores y que el mayor abandono de nidos se da en las áreas más pobladas de parques eólicos.
En este sentido, Sánchez explicó que el carácter preventivo de la propuesta es muy importante, ya que el impacto de las aves que perecen por los aerogeneradores varía mucho en función de si se han tenido en cuenta estos criterios: “la diferencia es de 0’2 aves al año, por aerogenerador en las zonas que se ha prevenido, frente a 60 aves por aerogenerador en las que no”, sentenció.
Apoyos
Además de WWF y Fundación Oso Pardo, apoyan el estudio ADIC, Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, Fundación Global Nature, Fundación para la Conservaciónn del Quebrantahuesos, Fondo para la Conservación del Buitre Negro, Fundación Oxígeno, Asociación Cultural Bosques de Cantabria, Fundación Tormes-EB, Asociación Trashumancia y Naturaleza, Aula del Mar de Málaga, Oceánidas, Mediterrània-CIE, Nereo, Fundación CRAM, Foro Asturias Sostenible para el conocimiento y el desarrollo rural, y Asociación Española de Entomología.